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23/10/11

LA PRIMAVERA A DESTAJO por Allan McDonald



Por Allan McDonald

La carnicería está en una esquina, la esquina está en las doradas oficinas grises de la paz, la paz está en los adornos de míster Obama, míster Obama ve por la ventana la esquina de la carnicería donde están sus gendarmes de la OTAN.

El jueves pasado (20 de octubre del 2011) se celebró una fiesta infantil en casa del Herodes occidental en la Libia africana donde acudieron a destazar lo último que quedaba de aquella piñata llamada Khadafi, después de arrinconarlo como un pobre becerro de oro negro, lo soltaron a las jaurías rebeldes.



El coronel Khadafi no murió de rodillas como soñaban en la avenida Pennsylvania, peleó hasta el final contra fuerzas imperiales y la OTAN sin más remedio que el poderío imponente lo acorraló. Lo cazó al filo de la navaja genocida y lo entregó en medio de la rebelde primavera, que celebraba como quien se va a una fiesta infantil de Herodes; donde después de destrozarlo a golpes lo entregan las turbas, como quien entrega un pedazo de piñata al finalizar la fiesta de sangre. Como quien entrega a los niños secuaces los últimos confites de la sangrienta primavera.

Así murió khadafi, en medio del carnaval de la nueva era para Libia.

Primero Saddan, luego Osama y ahora Khadafi… así como en una macabra jugada de dominó van cayendo los villanos que se oponen al sistema que legaliza la guerra y vende la paz a destajo.





Allí está el destino sin juicio, ni verdad bajo una orden imperial disfrazada de rebeldes con causa que acudieron al espectáculo salvaje de esta barbarie de paz. Y hoy los mismos asesinos sonríen con el trofeo de guerra en la mano para ser únicos fiadores de reconstruir del andamio social y la infraestructura destrozada por los bombardeos a destajo, repartidos en bombas racimos como quien lanza confites en la fiesta que termino en carnaval la muerte del caudillo...

Ahora que los humos de esa guerra civil disminuyen, ojalá aparezca la verdad en Trípoli, hacer el conteo de las masacres que supuestamente se desataron, porque en un país como Libia que no permite la prensa crítica, ni corresponsales extranjeros es difícil saber la exactitud a ciencia cierta.

Y esto no es defender a Khadafi que tiene un currículum de violaciones a los derechos humanos, incluyendo el haber admitido la responsabilidad de su gobierno en el derribo de un avión de línea repleto de pasajeros. pero esa captura y ejecución con tanta precisión de cero errores en la cacería se debe más bien a un sicarito mundial, ordenado porque Libia le vende casi todo su petróleo a Europa, tiene casi todo su dinero depositado en bancos europeos y le compra gran parte de su armamento a Estados Unidos. O sea, un Khadafi vivo, sentado en el banquillo de los acusados, habría señalado con el poder de su verdad a sus respetados cómplices del otro lado del Mediterráneo y más allá de la ventana por donde míster Obama miraba La carnicería.

La carnicería está en una esquina… 












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